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GENERACION XXI y EL PARAISO DE LOCOS
Números 193 - octubre de 2007 http://www.generacionxxi.com./
E n t r e v i s t a de Fernando Arrabal por Javier Esteban
Como un Paraíso de Locos (Ediciones Zeta) es la última obra maestra de Arrabal. Con él jugamos al pingpong con la bondad, el amor y la locura...
Arrabal, responda con el corazón: ¿está usted Loco?
Don Quijote, a propósito de Dulcinea, decía que no importaba saber "si es fantástica" o no. Dejemos mi locura entre el Dios de Einstein y el gato de Schrödinger; mientras la hiena se carcajea con risa forzada.
¿La creación es un estado alterado de conciencia?
Es un juego de inconciencia y lucidez. Pero creo que Dios estaba distraído y se le fue la mano en el momento del fiat lux. Luego vinieron algunos afirmando “soy yo quien creó la mitomanía y la megalomanía”.
Querido Genio: ¿Qué locura debemos temer?
La de vivir. Incluso para Jesucristo: solamente la genética podría probar que es hijo de Dios.
¿Existen las enfermedades psiquiátricas o son "un invento de la policía"?
Napoleón fue un loco que se tomó por Napoleón con la ayuda, precisamente, de la policía. Demostrando con ello que sólo se corre al mismo tiempo detrás de dos galgos cuando son siameses.
Su amigo Bobby Fischer, ¿se volvió realmente loco?
El ajedrez es un juego desconcertante y peligroso en el que uno puede llegar a controlar el azar hasta el punto de creerse divino. Fischer es un espeleólogo de la confusión que imagina la historia llorando estalactitas.
Las musas, ¿le inspiran con rapto y locura o con razón y cordura?
Las musas, como las misas, incitan a la creación o a la oración, pero sus intervenciones e invenciones no bastan nunca. Conviene saber en qué instante el canario canta play-back y el ministro mañanas
¿Qué locos o genios egregios y nefastos le ponen?
Todos incluso si llegan a papas arrepintiéndose sistemáticamente después del orgasmo.
¿Nadie está cuerdo en su tierra?
Aunque se vista de mona, la seda con sede, soda se queda. Todos nos disfrazamos de cuerdos. Y los cretinos terroristas de lerdos, cuando son los más mastuerzos del corral.
Distinguido Sátrapa: ¿Intenta la Patafísica razonar sobre lo que no es
razonable?
Es tan razonable porque afirma que todo cambia y que, por lo tanto y por lo tonto, hay que estudiar las excepciones; sabiendo que si besamos a la princesa en la boca se convertirá en rana. Y si le contamos “Caperucita Roja” a un lobo feroz terminará llorando.
¿Cuál es su modelo de Ciencia China?
Prefiero la de Perelman. Puesto que el lobo feroz es un lobo feroz para el lobo feroz, aunque le toque la china.
La bondad, ¿es una ecuación o una segunda derivada del amor?
El amor es la calderilla de la bondad: qué bueno sería gastarla a diario.
La generosidad de la que hablaba Borges, ¿es genialidad o simplemente
locura?
La genialidad tiene ramos de locura y viceversa. Es una imprudencia necesaria como la ortografía. Aunque la jirafa no sabe que apesta de los pies.
Amado: ¿hasta cuándo el glorioso Primado de la razón?
Como lo grababa Goya: hasta la muerte (¿el fin del mundo?). Cuando el ministro cruza sus sueños de niño ni los reconoce.
¿La luz cuántica se volvió loca al comportarse como una partícula y
golfa onda... o fue un capricho del ojo humano?
Cioran dijo que la vida es "une tocade de la matière" (¿"una chifladura de la materia"?). La esperanza permite vivir a muchos. Pero entre estos ¿no habrá quien espera morir?
Parece que la señora de Calcuta quería, pero no podía creer... ¿arrabalianamente?
Como Juana de Arco, a quien para comenzar quemaron viva, y para terminar quemaron muerta.
¿Cómo va su carrera de Estrella invitada hacia la Santidad?
De cola de cometa. Pero cuando Maria Antonieta, Sadam Hussein y Cromwell se opusieron a la pena de muerte, fue demasiado tarde.
¿La libertad es una poesía sin metro?
La libertad es un invento de políticos, ricos, superdotados y guapos. Por la forma de sus orejas se distingue a los zapateros pelirrojos de los albinos.
¿Usted Juega con la vida (genialmente), como dice Kundera o la vida juega con usted?
Dejo que la vida conteste a esta pregunta. Recuerdo que mis compañeros de sanatorio, tísicos, se calentaban con su propia fiebre.
Arrabal, no se rinde nunca...
Thanks cher Javier XXI, pero pienso que la virginidad sólo es hereditaria en la familia de Jesucristo.
T.S. Fernando Arrabal, 6.IX.07 (vulg.)
27, del mes de Falo (San Priapo, francotirador) del año 134, E 'P.
mardi
Arrabal ¿filma en la Cibeles 'Como un paraíso de locos'?
María Ciordia 01/09/07 EL DIA
Con 75 años mantiene una actitud indepediente por ello despierta tanto interés en el mundo entero. Arrabal habla despacio y con inteligencia. Es el autor de la novela más sorprendente de estos últimos años : Como un paraíso de locos (Bruguera). No son sus memorias: “Hay toques autobiográficos, hay coincidencias con el protagonista –explica el escritor–, como haber sido en cierto sentido huérfano, aunque mi padre, condenado a muerte, haya escapado al suplicio , pero yo no lo sabía. También nacimos el mismo día. También gané el concurso de superdotados”. La verdad es que cuando Fernando Arrabal (Melilla, 1932) habla sabemos que estamos con uno de los pocos genios vivos. A mi pregunta sobre la evolución de su literatura, responde: “Mi literatura no ha cambiado desde el primer momento. No la alteraron ni mi estancia en el grupo surrealista, ni mi amistad con Mishima o Pynchon , ni mis encuentros, desde el año 1958, con Kerouac, Ginsberg y otros beatnik u hoy mi relación con Kundera ”. En su teatro no se pone el sol : es el dramaturgo más representado en el mundo. Sus novelas elogiadas por Kundera precisamente han conseguido los trofeos más prestigiosos como el premio internacional Nabokov.
Sus denostadores de hoy le difaman con fórmulas muy semejantes a las utilizadas por Edgard Neville durante el antiguo régimen. Unos y otros le llaman o le llamaban provocador. A la muerte de Franco volvieron todos los exiliados pero se excluyó a cinco, entre los que se incluyó a Arrabal. Los otros eran : Pasionaria, Carrillo El Campesino y Líster. En verdad Arrabal poco tenía que ver con ellos. Vivía en París, preocupado esencialmente por la literatura. Pero asi mismo se puede considerar que esta exclusión era su reconocimiento patrio por haber escrito en vida del dictador su « Carta a Franco »
En todo momento brilla por su talento y por su humor ; refiriendose a su novela dice: “Los editores han tenido en cuenta a mis lectores liliputienses...”, mostrando unos dibujos que acompañan al texto de su novela, que han sido reproducidos en un tamaño en efecto diminuto, “que mis admiradores pigmeos –dice– pueden entender mejor que nadie”.
Mientras las ovejas trashumantes cruzan Madrid Fernando Arrabal filmaba en la plaza de la Cibeles. Con su musa Lis y los poetas Raul Herrero, Juan Carlos Valera, Javier Esteban y José Rivela. Todos sentados al borde de la fuente realizaban una de esas escenas culto del genial director de cine que pronto veremos en las pantallas. Pero que antes se convertirá en una de las citas indespensables de Youtube.
Como tantas personas un ciclista se para porque ha reconocido a Fernando Arrabal. Se trata de un joven con la mochila cargada de libros que se dirige al genio español de Melilla y le confiesa que es un admirador de su cine de su poesia y de su teatro. « Pero hay una novela que buscó desde hace meses desesperadamente. Todos me dicen que es la mejor. Su ‘Baal Babilonia’ ». Este joven tiene la suerte de la que yo ya no puedo disponer, porque leo y releo esta novela admirable desde hace 25 años : el tendrá el privilegio de descubrirla.
samedi
OPINIONES ESPONTANEAS
http://ivanhumanes.blogspot.com "Acudía preparado el cinco de diciembre a la conferencia La mujer y la iniciación, a cargo de Antoni Guri y Mireia Valls, en Alibri Llibreria (la antigua librería Herder, c/Balmes 26, en Barcelona) y donde además se presentaba el libro Mujeres Herméticas. Voces de la Sabiduría en Occidente, escrito por la ponente, cuando me advirtió una joven librera, tras esperar unos minutos en el espacio donde se dan esos actos, que no era el cinco, sino el doce de diciembre el día de la presentación. Había confundido fechas. Lo acepté con resignación. Y como nada se escapa a la casualidad, cayó en mis manos Como un paraíso de locos, de Fernando Arrabal, de la que tenía pendiente y anotada la lectura. Por la misma dicha, me encuentro en esa nueva (¡y dichosa novela!) con un capítulo tan gráfico y palpable, que temo estar afectado por el "síndrome de Rubik" desde entonces, y despertar una mañana desordenado:
-
Un día (antes de que llegaran Infinito y Cero a la Inclusa), al mirarme en el espejo observé que se me caían tres trozos de cabeza como si fueran tres pequeños adoquines. Con cuidado logré colocármelos de nuevo.
Al día siguiente se me cayeron siete trozos. En efecto, parecían diminutos adoquines. Los volví a colocar teniendo cuidado con no cambiarlos de sitio.
A partir de entonces todas las mañanas se me caían trozos de cabeza e incluso de la cara. Había mañanas en que se me desmoronaba media cabeza. Tenía que pasarme horas enteras dentro de la cama sin que nadie me viera hasta lograr colocarlos de nuevo.
Un día sorprendí a dos maestros que, a mi espalda, comentaban:
"Está cada día más raro, ahora le ha entrado la manía de no mover la cabeza en absoluto y de esconderse horars y horas bajo las sábanas".
-
Extraído de Como un paraíso de locos (Bruguera) de Fernando Arrabal
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Esta misma tarde he terminado su libro y respondo a su llamamiento de la ùltima pàgina. Hace años que sigo de cerca sus andanzas,considero que nuestro pequeño mundo necesita hoy (màs que nunca) personajes como usted. Es por èso que le doy sinceramente las GRACIAS.Su Paraìso de Locos es,como usted dice,un libro realmente hermoso.Es tàn fàcil de comprender y tan entretenido... Debo decirle que me he sentido muy identificada con algunos (bastantes) pasajes de su vida,en especial de su infancia.Los relatos de sus dìas en la Inclusa son para mì un respaldo de comprensiòn.Cero e Infinito me han acompañado (en cierta medida) en mis 19 años de vida.GRACIAS por navegar en su infancia de una manera profunda e ìntima,sin avergonzarse de nada (no hay motivo para èllo...). Ser diferente es complejo a veces,pero estas maravillas de la mente lo convierten en una experiencia enriquecedora y jugosa.He pasado muy buenos momentos con su libro,muchìsimas gracias...Un saludo desde Asturias (España):
aguedafq@hotmail.com
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Leído de un sentadón su metaforico vagar por el paraiso de los locos y aprovechando su invitación a que escriban los lectores, escribo.
1. ¡Genial! aunque ya lo sabe.
2. Me consta que el universo nacio como los dioses: del miedo a estar solo.
3. Del cero al infinito está la nada y no es una paradoja.
4. O, abstracción. Infinito, abstracción, nada, abstracción: el todo del vacío.
O : el vacio interior rodeado del infinito circular.
Es un mensaje alquimico que esperaba para que lo encontrara en el laberinto de los locos y lo revelara
Gracias,angel alonso. el oso.
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Objet : Como en un paraíso de locos
Veo al General Petraeus. Con ese toque griego; del nombre y la lucha, del desierto y la primera luz de la victoria, del latinazo que falta en lo mediocre para convertirlo en fuerza pánica en su infinito controlada –todo lo que sube baja, y además te deja muy cansado-. Y es que su último libro, Sr. Arrabal, digiera la actualidad. Es usted el protagonista en portada del mundo mundial. De la senectud más sabia de un niño que ha vivido como un viejo -¿o es al revés?. Bueno, creo que la vida no es un paso ordenado de la niñez a la adolescencia, y de ésta a la antesala de la vejez, sino que alternamos momentos desordenados en el paraíso de la locura. Es alguien diferente, algo diferente frente a gente diferente; un tarado, claro. La diferencia está en el plural, lo singular no existe pero acierta, siempre acierta en su libertad. ¿Quién se empeña en recluir juntos a los locos?. Los envidiosos, los editores de oro y ogros, los carismáticos del balón o la política; a la sazón, los más locos. Seguro que con ello buscan debilitar su paraíso.
Tras la lectura de su libro, tengo un gramo más de felicidad en mi cuerpo. Hace tiempo que mi espíritu dejó de coger peso…. -¿o era al revés?-…
FCanoA@reparalia.es : mercredi 12 septembre 2007 19:11
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Soy un joven valenciano de 17 años que acaba de terminar de leer su última novela. No he podido vencer el impulso de transmitirle mi más profunda gratitud por haberme hecho disfrutar. No sé si habré comprendido bien su libro. Supongo que habré captado lo que haya podido captar. De todas formas, es lo que menos me importa, pues pienso que siempre se queda algo, y además, en el caso de su novela -y en el caso de "la insoportable levedad del ser" de su genial amigo Milan Kundera- más que comprender el sentido de sus metáforas gozo de sentir la belleza que muestra en sus palabras: cada vez que en su libro dice la palabra "bonito" con tal inocencia la claridad invadía mi "espíritu" y me estremecía. Con admiración y afecto,
jfc_89@hotmail.com
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miguel A cáliz Leo Como un paraíso de locos, despacio, y me dejo enredar en todas esas preguntas que dicta. ¿Se puede escapar del Paraíso? ¿Creemos aún en la culpa que tantas fuerzas nos ha dado desde que espíabamos nuestra propia sombra?
Excelente su apreciación sobre el valor máximo del cero. Hasta la presente el infinito no es más una convención entre los hombres. El cero en cambio es tangible, tan material como todo ese despilfarro de nuestra civilización que sumado en su totalidad vale precisamente eso: nada.
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Ópera paradisíaca
Federico Utrera
Llevo siguiendo las genialidades y generosidades de Fernando Arrabal -las más- y sus arbitrariedades y egotismos -los menos- desde hace varios años, como él quizás haya padecido mis inoportunas presencias -las más- para haber gozado sólo de mis singularidades -las menos-. Porque en "Como un paraíso de locos" (Ed. Bruguera), el último libro del dramaturgo vivo más representado en el mundo, Arrabal confiesa que desea ser "como los demás". Ya Ionesco deja escrito en sus diarios que ahora no estamos en el paraíso y sólo se puede aspirar a soportar lo insoportable, situación molesta porque es el paraíso lo que él quería volver a hallar: "¿como se puede vivir de otra manera que no sea edénicamente? Vivir de otra manera no es admisible". Así sobrevive Arrabal, inventándose un paraíso de locos, quizás demasiado cuerdos, situándose en lo que Ionesco llamaba "estar fuera del escenario" al proclamar que el individualismo no existe: sólo es una manera de expresar a los demás a través de uno mismo, de buscar la propia originalidad, hasta en el olfato. Arrabal no sabe porqué recuerda el olor de los dedos de su maestra en la infancia. En "La memoria de los olores", publicado por el Instituto Médico Howard Hughes, John Kauer, neurocientíco que lleva investigándolos cuatro décadas, pronostica que dentro de 10 ó 20 años sabremos cómo pasa la memoria de las neuronas olfatorias (que mueren a los 60 días) a nuestro cerebro. Porque el día que descubramos esos mecanismos y aumentemos su capacidad, el comportamiento del ser humano cambiará... y no necesariamente sólo para mejor.
Mientras tanto, en esa amplia indeterminación, confusión y ambiguedad se mueve el universo espacial y humano de Arrabal, como en el "dibujo de Boeing" o como en el "Rostro paranoico" (la postal transformada en Picasso), que Dalí restauró para convertir un tarjetón que el malagueño envió al de Cadaqués en 1931 (cuando admiraba el "Arte Negro"), en un retrato paranoico-picassiano sorprendente. Si Dalí quería transformar el surrealismo en una religión sádica, masoquista, onírica y paranoica, con Augusto Comte como mesías y André Breton como predicador, el dramaturgo Arrabal ha convertido su llamada "novela" en un libreto de ópera, con el Cero, el Infinito, su desdichada hija Lilibeth, la Señora, el General y él mismo como personajes principales. Ya Juan Goytisolo ha pasado el mismo trance con "El viaje a Simorgh", la adaptación que José María Sánchez-Verdú hizo de su novela "Las virtudes del pájaro solitario". Y es que es esa la verdadera equivocidad cervantina: ¿Cuántos dedos tenía "el manco de Lepanto"? unos responderían "cinco", sobre los diez de las manos, otros contarían los de los pies y hasta algun cachondo enumeraría el dedo eréctil como el número 21. Lo cierto es que al tullido no le arrebataron ninguno en Lepanto, aunque el mote lo reprodujera él mismo en forma de mordaz cantinela cuando un estudiante se sorprende de que el poeta "manco" tenga todos los dedos y todas las manos, y tan sólo padezca de una "estropeada". Eso lo aprendí, por cierto, en "Un esclavo llamado Cervantes", genuina obra arrabaliana, tan cercana al espíritu cervantino como denostada por el cervantismo oficial por una supuesta "falta de rigor".
Cuando Góngora escribe ante el célebre retrato que la hace Van der Hamen "quien más ve, quién más oye, menos dura", no hace sino anticiparse a la Señora de Arrabal al exclamar, ya sin risas: "Nosotros los inferiores, se lo digo sin jactancia alguna, somos infinitamente menos frágiles que los superiores (lanza en ristre y c. al aire)". Por eso la inteligencia, el talento y la bondad de Arrabal tienen un precio: "es usted un ser único. No dice nunca mentira alguna. A su lado me siento como si estuviera en las Islas Afortunadas, aquel paraíso terrenal de Píndaro". Yo tampoco miento pero discrepo de Arrabal y pienso en Erasmo, cuando situaba la locura como nacida "en las mismas Islas Afortunadas, en donde todo crece espontáneamente y sin cultivo". Claro está que esas islas eran imaginarias y la verdadera fortuna es que ese paraíso de los bienaventurados que los antiguos geógrafos situaban mas allá de las columnas de Hércules y que Plinio dibujaba en Canarias, era una esquina del planeta donde se juzgaba como estúpido que el principal timbre de nobleza fuese el lugar donde se ha dado el primer vagido. En el mundo de hoy, esa cualidad ya es más que suficiente para alcanzar el Edén donde todos los "yoes" parezcan semejantes (otra enseñanza arrabaliana: el "tu" como falacia del lenguaje y máscara del "yo").
Si yo he estudiado la poesía de Leopoldo María Panero para intentar descifrar el enigma de la locura, Fernando Arrabal lo hizo en la escuela con Friedrich (Federico) Hölderlin, al que LMP llama siempre por su pseudónimo: "Oh mano mía, mano de mi fantasma, mano de Scardanelli que tercamente escribe la historia al revés (a partir de mi vida acabada)...". De él se decía que ascendería al firmamento literario cuando Alemania pudiera soportar poetas de grandes ideas y breves palabras. Y eso ocurrió... un siglo más tarde, como sucederá con Arrabal o Panero. Para mí no son tan transcendentes sus fechas biográficas como la esencia de su disidencia: defendía que filosofía, política y poesía pueden ir unidas, pero apenas un par de incondicionales le siguieron. La sagrada locura de este poeta alemán también tenía sus matices: renunció a un cómodo empleo de bibliotecario proporcionado por un amigo cuando se dió cuenta de su esquizofrenia. ¬Muchos "cuerdos" no alcanzarían hoy tal sentido de la amistad y la responsabilidad¬. Cuando es recluido en el manicomio de la Universidad de Tubinga, el doctor Autenrieth dictamina que su demencia es benigna, por lo que confía su custodia al ebanista Zimmer, con el que pasa el resto de su vida ya como Scardanelli. Quizás Leopoldo María Panero y Fernando Arrabal reclamen también hoy su carpintero para poder crear y morir en paz.
Son muchas las evocaciones que me ha traído la lectura y relectura de este Paraíso de Locos arrabaliano, a veces desde la coincidencia, otras desde la discordancia, siempre desde el placer. Aún a riesgo de que me considere una hormiga "lasius flavus", una gaviota reidora o un macaco de cola cerduna, su "Perceval el galo" no es mi "Perceval el del indalo" y si el primero nace de las leyendas de la Bretaña, el mío tiene su origen en la filosofía del hombre que trabaja y que juega de Eugenio D´Ors, aunque ambos tengan la misma inspiración en el Weltgeist hegeliano. Bienvenido pues este paraíso de la locura, que antecede al "Diccionario Pánico" de Arrabal, la obra recopilada por Raúl Herrero (Libros del Innombrable), que ha rescatado así ensayos y poemas en prosa que de otra forma se hubieran perdido entre el polvo de las hemerotecas sin que -es triste decirlo y aún más reconocerlo- nadie hubiese levantado la voz en España por su ausencia.
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Un día (antes de que llegaran Infinito y Cero a la Inclusa), al mirarme en el espejo observé que se me caían tres trozos de cabeza como si fueran tres pequeños adoquines. Con cuidado logré colocármelos de nuevo.
Al día siguiente se me cayeron siete trozos. En efecto, parecían diminutos adoquines. Los volví a colocar teniendo cuidado con no cambiarlos de sitio.
A partir de entonces todas las mañanas se me caían trozos de cabeza e incluso de la cara. Había mañanas en que se me desmoronaba media cabeza. Tenía que pasarme horas enteras dentro de la cama sin que nadie me viera hasta lograr colocarlos de nuevo.
Un día sorprendí a dos maestros que, a mi espalda, comentaban:
"Está cada día más raro, ahora le ha entrado la manía de no mover la cabeza en absoluto y de esconderse horars y horas bajo las sábanas".
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Extraído de Como un paraíso de locos (Bruguera) de Fernando Arrabal
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Esta misma tarde he terminado su libro y respondo a su llamamiento de la ùltima pàgina. Hace años que sigo de cerca sus andanzas,considero que nuestro pequeño mundo necesita hoy (màs que nunca) personajes como usted. Es por èso que le doy sinceramente las GRACIAS.Su Paraìso de Locos es,como usted dice,un libro realmente hermoso.Es tàn fàcil de comprender y tan entretenido... Debo decirle que me he sentido muy identificada con algunos (bastantes) pasajes de su vida,en especial de su infancia.Los relatos de sus dìas en la Inclusa son para mì un respaldo de comprensiòn.Cero e Infinito me han acompañado (en cierta medida) en mis 19 años de vida.GRACIAS por navegar en su infancia de una manera profunda e ìntima,sin avergonzarse de nada (no hay motivo para èllo...). Ser diferente es complejo a veces,pero estas maravillas de la mente lo convierten en una experiencia enriquecedora y jugosa.He pasado muy buenos momentos con su libro,muchìsimas gracias...Un saludo desde Asturias (España):
aguedafq@hotmail.com
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Leído de un sentadón su metaforico vagar por el paraiso de los locos y aprovechando su invitación a que escriban los lectores, escribo.
1. ¡Genial! aunque ya lo sabe.
2. Me consta que el universo nacio como los dioses: del miedo a estar solo.
3. Del cero al infinito está la nada y no es una paradoja.
4. O, abstracción. Infinito, abstracción, nada, abstracción: el todo del vacío.
O : el vacio interior rodeado del infinito circular.
Es un mensaje alquimico que esperaba para que lo encontrara en el laberinto de los locos y lo revelara
Gracias,angel alonso. el oso.
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Objet : Como en un paraíso de locos
Veo al General Petraeus. Con ese toque griego; del nombre y la lucha, del desierto y la primera luz de la victoria, del latinazo que falta en lo mediocre para convertirlo en fuerza pánica en su infinito controlada –todo lo que sube baja, y además te deja muy cansado-. Y es que su último libro, Sr. Arrabal, digiera la actualidad. Es usted el protagonista en portada del mundo mundial. De la senectud más sabia de un niño que ha vivido como un viejo -¿o es al revés?. Bueno, creo que la vida no es un paso ordenado de la niñez a la adolescencia, y de ésta a la antesala de la vejez, sino que alternamos momentos desordenados en el paraíso de la locura. Es alguien diferente, algo diferente frente a gente diferente; un tarado, claro. La diferencia está en el plural, lo singular no existe pero acierta, siempre acierta en su libertad. ¿Quién se empeña en recluir juntos a los locos?. Los envidiosos, los editores de oro y ogros, los carismáticos del balón o la política; a la sazón, los más locos. Seguro que con ello buscan debilitar su paraíso.
Tras la lectura de su libro, tengo un gramo más de felicidad en mi cuerpo. Hace tiempo que mi espíritu dejó de coger peso…. -¿o era al revés?-…
FCanoA@reparalia.es : mercredi 12 septembre 2007 19:11
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Soy un joven valenciano de 17 años que acaba de terminar de leer su última novela. No he podido vencer el impulso de transmitirle mi más profunda gratitud por haberme hecho disfrutar. No sé si habré comprendido bien su libro. Supongo que habré captado lo que haya podido captar. De todas formas, es lo que menos me importa, pues pienso que siempre se queda algo, y además, en el caso de su novela -y en el caso de "la insoportable levedad del ser" de su genial amigo Milan Kundera- más que comprender el sentido de sus metáforas gozo de sentir la belleza que muestra en sus palabras: cada vez que en su libro dice la palabra "bonito" con tal inocencia la claridad invadía mi "espíritu" y me estremecía. Con admiración y afecto,
jfc_89@hotmail.com
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miguel A cáliz Leo Como un paraíso de locos, despacio, y me dejo enredar en todas esas preguntas que dicta. ¿Se puede escapar del Paraíso? ¿Creemos aún en la culpa que tantas fuerzas nos ha dado desde que espíabamos nuestra propia sombra?
Excelente su apreciación sobre el valor máximo del cero. Hasta la presente el infinito no es más una convención entre los hombres. El cero en cambio es tangible, tan material como todo ese despilfarro de nuestra civilización que sumado en su totalidad vale precisamente eso: nada.
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Ópera paradisíaca
Federico Utrera
Llevo siguiendo las genialidades y generosidades de Fernando Arrabal -las más- y sus arbitrariedades y egotismos -los menos- desde hace varios años, como él quizás haya padecido mis inoportunas presencias -las más- para haber gozado sólo de mis singularidades -las menos-. Porque en "Como un paraíso de locos" (Ed. Bruguera), el último libro del dramaturgo vivo más representado en el mundo, Arrabal confiesa que desea ser "como los demás". Ya Ionesco deja escrito en sus diarios que ahora no estamos en el paraíso y sólo se puede aspirar a soportar lo insoportable, situación molesta porque es el paraíso lo que él quería volver a hallar: "¿como se puede vivir de otra manera que no sea edénicamente? Vivir de otra manera no es admisible". Así sobrevive Arrabal, inventándose un paraíso de locos, quizás demasiado cuerdos, situándose en lo que Ionesco llamaba "estar fuera del escenario" al proclamar que el individualismo no existe: sólo es una manera de expresar a los demás a través de uno mismo, de buscar la propia originalidad, hasta en el olfato. Arrabal no sabe porqué recuerda el olor de los dedos de su maestra en la infancia. En "La memoria de los olores", publicado por el Instituto Médico Howard Hughes, John Kauer, neurocientíco que lleva investigándolos cuatro décadas, pronostica que dentro de 10 ó 20 años sabremos cómo pasa la memoria de las neuronas olfatorias (que mueren a los 60 días) a nuestro cerebro. Porque el día que descubramos esos mecanismos y aumentemos su capacidad, el comportamiento del ser humano cambiará... y no necesariamente sólo para mejor.
Mientras tanto, en esa amplia indeterminación, confusión y ambiguedad se mueve el universo espacial y humano de Arrabal, como en el "dibujo de Boeing" o como en el "Rostro paranoico" (la postal transformada en Picasso), que Dalí restauró para convertir un tarjetón que el malagueño envió al de Cadaqués en 1931 (cuando admiraba el "Arte Negro"), en un retrato paranoico-picassiano sorprendente. Si Dalí quería transformar el surrealismo en una religión sádica, masoquista, onírica y paranoica, con Augusto Comte como mesías y André Breton como predicador, el dramaturgo Arrabal ha convertido su llamada "novela" en un libreto de ópera, con el Cero, el Infinito, su desdichada hija Lilibeth, la Señora, el General y él mismo como personajes principales. Ya Juan Goytisolo ha pasado el mismo trance con "El viaje a Simorgh", la adaptación que José María Sánchez-Verdú hizo de su novela "Las virtudes del pájaro solitario". Y es que es esa la verdadera equivocidad cervantina: ¿Cuántos dedos tenía "el manco de Lepanto"? unos responderían "cinco", sobre los diez de las manos, otros contarían los de los pies y hasta algun cachondo enumeraría el dedo eréctil como el número 21. Lo cierto es que al tullido no le arrebataron ninguno en Lepanto, aunque el mote lo reprodujera él mismo en forma de mordaz cantinela cuando un estudiante se sorprende de que el poeta "manco" tenga todos los dedos y todas las manos, y tan sólo padezca de una "estropeada". Eso lo aprendí, por cierto, en "Un esclavo llamado Cervantes", genuina obra arrabaliana, tan cercana al espíritu cervantino como denostada por el cervantismo oficial por una supuesta "falta de rigor".
Cuando Góngora escribe ante el célebre retrato que la hace Van der Hamen "quien más ve, quién más oye, menos dura", no hace sino anticiparse a la Señora de Arrabal al exclamar, ya sin risas: "Nosotros los inferiores, se lo digo sin jactancia alguna, somos infinitamente menos frágiles que los superiores (lanza en ristre y c. al aire)". Por eso la inteligencia, el talento y la bondad de Arrabal tienen un precio: "es usted un ser único. No dice nunca mentira alguna. A su lado me siento como si estuviera en las Islas Afortunadas, aquel paraíso terrenal de Píndaro". Yo tampoco miento pero discrepo de Arrabal y pienso en Erasmo, cuando situaba la locura como nacida "en las mismas Islas Afortunadas, en donde todo crece espontáneamente y sin cultivo". Claro está que esas islas eran imaginarias y la verdadera fortuna es que ese paraíso de los bienaventurados que los antiguos geógrafos situaban mas allá de las columnas de Hércules y que Plinio dibujaba en Canarias, era una esquina del planeta donde se juzgaba como estúpido que el principal timbre de nobleza fuese el lugar donde se ha dado el primer vagido. En el mundo de hoy, esa cualidad ya es más que suficiente para alcanzar el Edén donde todos los "yoes" parezcan semejantes (otra enseñanza arrabaliana: el "tu" como falacia del lenguaje y máscara del "yo").
Si yo he estudiado la poesía de Leopoldo María Panero para intentar descifrar el enigma de la locura, Fernando Arrabal lo hizo en la escuela con Friedrich (Federico) Hölderlin, al que LMP llama siempre por su pseudónimo: "Oh mano mía, mano de mi fantasma, mano de Scardanelli que tercamente escribe la historia al revés (a partir de mi vida acabada)...". De él se decía que ascendería al firmamento literario cuando Alemania pudiera soportar poetas de grandes ideas y breves palabras. Y eso ocurrió... un siglo más tarde, como sucederá con Arrabal o Panero. Para mí no son tan transcendentes sus fechas biográficas como la esencia de su disidencia: defendía que filosofía, política y poesía pueden ir unidas, pero apenas un par de incondicionales le siguieron. La sagrada locura de este poeta alemán también tenía sus matices: renunció a un cómodo empleo de bibliotecario proporcionado por un amigo cuando se dió cuenta de su esquizofrenia. ¬Muchos "cuerdos" no alcanzarían hoy tal sentido de la amistad y la responsabilidad¬. Cuando es recluido en el manicomio de la Universidad de Tubinga, el doctor Autenrieth dictamina que su demencia es benigna, por lo que confía su custodia al ebanista Zimmer, con el que pasa el resto de su vida ya como Scardanelli. Quizás Leopoldo María Panero y Fernando Arrabal reclamen también hoy su carpintero para poder crear y morir en paz.
Son muchas las evocaciones que me ha traído la lectura y relectura de este Paraíso de Locos arrabaliano, a veces desde la coincidencia, otras desde la discordancia, siempre desde el placer. Aún a riesgo de que me considere una hormiga "lasius flavus", una gaviota reidora o un macaco de cola cerduna, su "Perceval el galo" no es mi "Perceval el del indalo" y si el primero nace de las leyendas de la Bretaña, el mío tiene su origen en la filosofía del hombre que trabaja y que juega de Eugenio D´Ors, aunque ambos tengan la misma inspiración en el Weltgeist hegeliano. Bienvenido pues este paraíso de la locura, que antecede al "Diccionario Pánico" de Arrabal, la obra recopilada por Raúl Herrero (Libros del Innombrable), que ha rescatado así ensayos y poemas en prosa que de otra forma se hubieran perdido entre el polvo de las hemerotecas sin que -es triste decirlo y aún más reconocerlo- nadie hubiese levantado la voz en España por su ausencia.
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mercredi
Una obra maestra de pura locura
'Como un paraíso de locos'de Fernando Arrabal es una novela admirable y originalisima cuyo protagonista inspira el amor desde que ganó el concurso de superdotados.
JUAN ARIAS / SUR
'Como un paraíso de locos' es un texto tan genial que tendría dificultades para ser publicado en nuestros días por uno de tantos editores conformistas. El propio punto argumental de la novela, el concurso de niños superdotados que ganó el personaje central y que lo incapacitó tanto para sentir deseo sexual como para anhelar la riqueza o la fama es un hallazgo narrativo de un gran novelista diferente a la mayoria de sus colegas. Con razón se ha presentado esta novela ùnica como un hecho autobiográfico. Es perfectamente verosimil este personaje que sufre una suerte de autismo filosófico y que tiene como antecedentes literarios más próximos a 'El idiota', de Dostoyevski, a todos los protagonistas de amuel Beckett, y al poeta Hölderlin, no sólo por su historia personal -por su reclusión en la casa de un carpintero tras el brote de locura- sino por su poesía.
El héroe de este libro vive en un palacete donde es visitado por tres personajes igualmente fascinantes. La Señora es viuda de un importante hombre de negocios y dirige desde la muerte del esposo la Sociedad de la que pretende hacer al superdotado Presidente de Honor a lo cual él se resiste con su pecular manera. Ella es especialista del paraiso terrenal y pasa de la cincuentena. Como los otros dos persoanjes ella también está enamorada de él y pasa el tiempo a su alrededor en una especie de danza amorosa sorprendente y deslumbradora. Su hija, Lilibeth es una muchacha encantadora (y tremendamente lividinosa) de quince años que posee un saber enciclopédico y unos profundos conocimientos de astrofísica que quiere poner al servicio del proyecto de una ciencia que describa la totalidad del Universo. Finalmente, está el General, que, además de haber llegado a escalar un día ese puesto en el escalafón de las Fuerzas Armadas, es historiador, homosexual, latinista, artista y administrador de la Señora.
A esos tres personajes inolvidables del universo de la realidad , se añaden otros dos que pertenecen a la virtualidad de forma fascinante: Cero e Infinito. Son dos amigos imaginarios que el personaje tiene desde la niñez y que a menudo llegan a la riña en sus profundas y divertidisimas discusiones teóricas. Son asimismo los que le proponen al protagonista los juegos y las imágenes que ilustran el libro, elemento este de carácter extraliterario que no sorprenderá a quien conoce la obra gigantesca de Fernando Arrabal. Todos ellos, viven en la novela manteniendo unas relaciones prodigiosas, que son como el apoteosis positivo y lúdico de las relaciones que mantenían los personajes kafkianos en 'El castillo'. De este modo, el autor nos presenta el ámbito rico y profundo en el que se desarrolla la vida del superdotado como el paraíso del título del libro.
'Como un paraíso de locos' es una obra maestra desde su planteamiento. Arrabal con su ùltimo libro merece de ese premio nobel del que a menudo es finalista.
dimanche
“Los lunáticos son los más cuerdos”
La nueva y extraodinaria obra del autor trata de los delirios del cerebro.
Fernando Arrabal describe en su último libro, ‘Como un paraíso de locos’(Bruguera) un mundo donde “los lunáticos son los más cuerdos”. La obra nace para "convertirse en la mejor novela del milenio”, dijo uno de los criticos de Nueva York.
‘Como un paraíso de locos’ cuenta la vida de un superdotado, al que sus cuidadores tachan de loco. Hay mucho de él mismo en ese personaje; él también ganó el premio de superdotados en su infancia. El protagonista está rodeado de tres personajes singulares: una muchacha de 15 años, la señora de la casa y un general, que se enamoran de él, aunque éste, no tiene ningún tipo de interés por el amor. Además, tiene dos amigos virtuales: Cero e Infinito, que le acompañan desde pequeño y que, a menudo, riñen para exponer sus diferentes teorías metafísicas. Es una novela que agarra con tanta fuerza que no se puede dejar de leerla hasta llegar a la ùltima pàgina: en ese momento y en mi caso la lei por segunda vez.
Los tres personajes proclaman su amor por medio de versos que el protagonista de la historia no alcanza a comprender. Intenta acercarse a la poesía desde la lógica, por lo que no entiende el significado de las emociones. En el fondo es el más cuerdo: es el único que se acerca a la vida desde la perspectiva de la razón.
‘Como un paraíso de locos’ es un retrato de lo que le hubiese sucedido a Arrabal si no hubiese superado el trauma de haber ganado el premio de superdotado. Para el protagonista, el golpe fue tal, que “quedó inepto para el amor” y para la comunicación. Realmente no es un loco, es autista. Además existe otro punto coincidente entre autor y obra, “nunca quise ser provocador, la provocación se instaló en mí”, al igual que le sucede al protagonista.
Feliz locura
Es un tema muy difícil de abordar, pero que Arrabal lo hace de forma magistral. Sus fieles lectores, y entre ellos muchas mujeres, en general general consideral que es un "icono culural" o un "escritor de culto". Su protagonista considera que “la falta de apetito sexual, de fortuna y de gloria, puedan convivir en el interior de una persona que se considera feliz”, como le sucede a él mismo.
En este libro, ‘Como un paraíso de locos’, genial por los cuatro costados se descubren los tintes arrabalianos, que no aprendio' durante los tres anos que estuvo en el grupo surrealista de Bretón. Es deslumbrante la presencia en el libro de hormigas y otros bichos del subsuelo, y la incorporación de personajes virtuales. No cabe duda de que para el autor, “todos tenemos amigos imaginarios”, de niños y de adultos.
Ilustraciones
En la portada del libro podemos ver una versión, diseñada por el propio Arrabal, del cuadro de Félez. En la ilustración ‘arrabaliana’, al protagonista de la escena a quien le quitan la piedra de la locura de la cabeza, es Arrabal. Los otros tres personajes que circundan el lienzo, son los de la novela, ataviados con vestimentas fascinantes que los hacen fácilmente reconocibles.
En el interior de la obra hay un amplio abanico de ilustraciones que otorgan mayor claridad al lector y hacer que texto e imagen se alimenten el uno del otro. Son dibujos pertenecientes por ejemplo a la psicología de la Gestalt, y otros, que contienen enigmas y fórmulas.
“He tenido mellizos”, comentó hace poco Arrabal al referirse a que al tiempo que sale a la luz este libro, se pone en venta su ‘Diccionario Pánico’, (Libros del Innombrable) que reúne unas de las más reconocidas facetas del probablemente el primer escritor del pais, su especial forma de definir desde los términos más habituales, hasta los más sorprendentes.
Julio Arnàiz
vendredi
CARTA ABIERTA A FERNANDO ARRABAL
CARTA ABIERTA A FERNANDO ARRABAL
“Como un paraíso de locos”, me parece –te
lo adelanto ya- tu mejor libro de los últimos años.
Es como si te hubieras propuesto escribir exactamente la obra de
Arrabal que yo deseaba leer. Algunas de tus últimas publicaciones me habían
parecido algo oportunistas, o demasiado caóticas… decepcionantes, de algún
modo. En cambio esta… (¿novela?) me parece la expresión más completa y
lograda de lo mejor de tu genio. Es un acierto completo. Una obra de
ancianidad que condensa y acrisola lo mejor de tu creatividad juvenil. Tu
subjetividad, tu singularidad y tu originalidad elevadas a la máxima
potencia. Opino que en parte se explica porque has jugado “a caballo
ganador”, utilizando tus mejores recursos. (Recuperando, por ejemplo,
algunos de los más valiosos motivos poéticos de “La piedra de la locura”…)
La combinación de una estructura dramática –que, por supuesto,
dominas a la perfección- con una tonalidad lírica, para construir cierto
tipo de discurso narrativo “más allá de la narración” (por el camino de
Kafka, Beckett, Robbe-Grillet y otros), y elaborar de ese modo un texto de
asombrosa riqueza y complejidad –diario, ensayo, novela de vanguardia,
alegoría barroca, especulación metafísica, indagación científica, libro de
pasatiempos…-, ha dado como resultado, creo yo, una obra que no será
justamente valorada, me temo, hasta dentro de varios decenios. (Si lo es.)
No sé cómo agradecerte el placer que me han deparado delicatessen
como los tres olores que caracterizan al general (jazmín, menta, pis…), o la
idea de acariciar gusanos de seda con bastoncillos de algodón para los
oídos… (una imagen de una precisión y una “necesidad poética” absoluta). No
sé cómo expresarte el regocijo que me han causado ciertos golpes, como el
que dedicas a Stephen Hawking (“dirían que me aprovecho de su paraplejia”).
O ese maravilloso pasaje de la página 196 en que divagas sobre el huevo y el
alma, explotando con maestría la conexión simbólica para desarrollar el tema
en varios registros a la vez (el científico, el metafísico, el cómico…) y
rematando con una frase magistral: “Aquella noche me despertaron los
cacareos de una gallina: era mi propia risa.”
Bien… no esperarás que te cuente tu propia obra. De modo que corto
aquí o me saldrá un comentario más extenso que el mismo libro. Quería
decirte, antes de despedirme, que lo he leído la semana pasada, en Alicante,
interrumpiendo la lectura que tenía entre manos en ese momento (“Realidad
del alma” de Jung… ensayo con el que, por cierto, el tuyo mantiene varias
sutiles -y honestas- relaciones…). Amelia –mi mujer: la parte matemática de
mi persona-, me ha ayudado a apreciar mejor varios de los juegos numéricos y
geométricos…
Debo decir, como única nota negativa, que será un milagro si se
venden más de 2000 ejemplares en todo el país. Sin embargo, puedes estar
seguro de que se trata de una obra maestra enteramente digna de ti. Ha sido
un acto de “otoñal heroísmo” por tu parte, el no privarnos de ella a los
cuatro parias que aún te seguimos, en esta tu aflictiva patria. Un abrazo,
con toda mi gratitud.
Rafael González, director de "EL KRAKEN ", agosto 2007
jeudi
dominical EL PERIODICO DE BARCELONA
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