vendredi

CARTA ABIERTA A FERNANDO ARRABAL



CARTA ABIERTA A FERNANDO ARRABAL

“Como un paraíso de locos”, me parece –te
lo adelanto ya- tu mejor libro de los últimos años.

Es como si te hubieras propuesto escribir exactamente la obra de
Arrabal que yo deseaba leer. Algunas de tus últimas publicaciones me habían
parecido algo oportunistas, o demasiado caóticas… decepcionantes, de algún
modo. En cambio esta… (¿novela?) me parece la expresión más completa y
lograda de lo mejor de tu genio. Es un acierto completo. Una obra de
ancianidad que condensa y acrisola lo mejor de tu creatividad juvenil. Tu
subjetividad, tu singularidad y tu originalidad elevadas a la máxima
potencia. Opino que en parte se explica porque has jugado “a caballo
ganador”, utilizando tus mejores recursos. (Recuperando, por ejemplo,
algunos de los más valiosos motivos poéticos de “La piedra de la locura”…)

La combinación de una estructura dramática –que, por supuesto,
dominas a la perfección- con una tonalidad lírica, para construir cierto
tipo de discurso narrativo “más allá de la narración” (por el camino de
Kafka, Beckett, Robbe-Grillet y otros), y elaborar de ese modo un texto de
asombrosa riqueza y complejidad –diario, ensayo, novela de vanguardia,
alegoría barroca, especulación metafísica, indagación científica, libro de
pasatiempos…-, ha dado como resultado, creo yo, una obra que no será
justamente valorada, me temo, hasta dentro de varios decenios. (Si lo es.)


No sé cómo agradecerte el placer que me han deparado delicatessen
como los tres olores que caracterizan al general (jazmín, menta, pis…), o la
idea de acariciar gusanos de seda con bastoncillos de algodón para los
oídos… (una imagen de una precisión y una “necesidad poética” absoluta). No
sé cómo expresarte el regocijo que me han causado ciertos golpes, como el
que dedicas a Stephen Hawking (“dirían que me aprovecho de su paraplejia”).
O ese maravilloso pasaje de la página 196 en que divagas sobre el huevo y el
alma, explotando con maestría la conexión simbólica para desarrollar el tema
en varios registros a la vez (el científico, el metafísico, el cómico…) y
rematando con una frase magistral: “Aquella noche me despertaron los
cacareos de una gallina: era mi propia risa.”

Bien… no esperarás que te cuente tu propia obra. De modo que corto
aquí o me saldrá un comentario más extenso que el mismo libro. Quería
decirte, antes de despedirme, que lo he leído la semana pasada, en Alicante,
interrumpiendo la lectura que tenía entre manos en ese momento (“Realidad
del alma” de Jung… ensayo con el que, por cierto, el tuyo mantiene varias
sutiles -y honestas- relaciones…). Amelia –mi mujer: la parte matemática de
mi persona-, me ha ayudado a apreciar mejor varios de los juegos numéricos y
geométricos…

Debo decir, como única nota negativa, que será un milagro si se
venden más de 2000 ejemplares en todo el país. Sin embargo, puedes estar
seguro de que se trata de una obra maestra enteramente digna de ti. Ha sido
un acto de “otoñal heroísmo” por tu parte, el no privarnos de ella a los
cuatro parias que aún te seguimos, en esta tu aflictiva patria. Un abrazo,
con toda mi gratitud.

Rafael González, director de "EL KRAKEN ", agosto 2007